
El reposo maternal postparto en Chile

Por Francisco Mardones y Álvaro Erazo, Clapes UC
En medio de la pandemia por covid-19 se discute en el país la posible ampliación del reposo postparto para la mujer trabajadora. Esto es por las dificultades que tiene el lactante mayor de seis meses para que en ausencia de la madre pueda ser cuidado en salas cunas que no funcionan o por abuelas que están recluidas sin poder visitar a sus nietos por su edad. Es por ello que es necesario revisar los méritos de la política de la licencia pagada por reposo maternal postparto.
La duración de la lactancia materna exclusiva (LME) hasta los seis meses de edad ha sido destacada por sus beneficios sobre la salud del niño y del adulto, incluyendo la prevención de la obesidad. En Chile, las variaciones históricas de la duración de la LME en los últimos 80 años se asocian a dos intervenciones nacionales destinadas a protegerla y fomentarla: (a) las ampliaciones de la duración del periodo de reposo postnatal para la mujer trabajadora de 6 a 12 semanas (en 1959) y de 12 a 24 semanas (en 2011), y (b) los programas educativos de promoción de la alimentación al pecho del Ministerio de Salud, realizados en 1980 y 1996. Las ampliaciones indicadas del reposo materno postparto tuvieron la mayor influencia positiva en la duración de la LME en el país (ver Documento de Trabajo CLAPES UC No. 66).
Para el caso de la ampliación del reposo postparto de 2011, se pudo notar una tendencia ascendente en la duración de la LME al sexto mes de vida, que llegó a una frecuencia de 59,4% de los niños en el año 2018, siendo la mayor de todas las mediciones en 80 años.
También se observó una disminución en el número de licencias maternales por enfermedad grave del niño menor de un año, donde la madre tiene derecho a un permiso pagado con subsidio estatal. Este total varió desde 271.865 licencias en el año 2010, a 175.805 en el año 2017. La disminución en el número de días con estas licencias fue desde 6.519.762 días a 1.769.944 días, entre esos mismos años. Este mucho menor uso de licencias, especialmente si se mide en días, sugiere que la mayor duración del reposo maternal se asoció causalmente con el mismo. El mayor tiempo de cuidado materno del niño, incluyendo una mayor frecuencia de la LME, prevendrían la aparición de enfermedades graves en el menor de un año.
Sorpresivamente, la tasa de ocupación femenina aumentó desde 39,5% en enero-marzo de 2010, hasta 45,2% en agosto-octubre de 2019. Este aumento de la empleabilidad materna, incrementando la tasa de participación femenina en el trabajo, contrarresta los argumentos de los grupos que se oponían a la incorporación del beneficio adicional por la incertidumbre en el empleo femenino. Aunque pueden estar ocurriendo otros cambios en el país, es posible que el aumento del reposo postparto aliente a más mujeres a trabajar fuera del hogar.
Los hallazgos anteriores se suman a los beneficios de la mayor duración de la LME, constituyendo un modelo de protección social que armoniza mejores condiciones para la madre y el niño en el primer año de vida. La ya conocida prevención de la obesidad en el niño asociada con una mayor frecuencia de la LME es de particular relevancia en estos días, cuando se ha notado un incremento nacional de la obesidad en los niños escolares que son encuestados a nivel nacional por la Junaeb.
Por otra parte, la natalidad, medida por la tasa global de fecundidad (número promedio de hijos por cada madre en edad fértil de 15-49 años de edad) varió desde 1,9 en el año 2011, hasta 1,6 en el año 2017; ésta ya venía disminuyendo desde 2,7 en 1977 y 2,3 en 1997. El nivel ideal de fecundidad o tasa de reemplazo, situada en un valor de 2,1, hace varios años que no se alcanza. Este ideal permite que la población no envejezca excesivamente y que se mantenga una suficiente proporción de población adulta activa, con un crecimiento poblacional igual o cercano a cero. Para prevenir la reducción de la población activa y su envejecimiento progresivo será necesario proponer nuevas medidas. Hay países, como Rusia o Suecia, que han logrado un efecto positivo del reposo postparto sobre la natalidad con una duración del reposo mayor que 24 semanas.
Este es un buen ejemplo que las políticas públicas y de protección social no pueden quedar inmóviles frente a las consecuencias y nuevos riesgos que genera la pandemia de Covid-19.